martes, 23 de diciembre de 2008

Nicole

Algunas historias.

Nicole no fué la primera opción en aquella casa,la de Graciela, tan conocida hacía años. Aunque ni ella misma lo crea, su especialidad no es de mi gusto, ni lo ha sido nunca, ni pinta que lo sea en lo sucesivo.
Lola, lololololooola...
Pero siempre me ha recordado una canción de los Kinks, y el ambiente circundante, espeso, Cockney, Covent Garden, porteño, ..
Ahora se despide, y con ella se van Lara y Carla, brasileñas que si hubieran querido habrían acabado con cualquier familia y se limitaron a regalar su magia por unos euros.

Vienen y van, con un amor muy relativo, apuntalando las familias que podrían comerse, para escándalo de bienpensantes y consuelo de esposas, en su papel de contradictoras natas de la Madre Naturaleza.

Nicole.

Apareció tras la carne imposible de su amiga, que ni siquiera era mi primera opción entonces: me agobiaba esa francesa, Leticia, y la emparejé con un accidental compañero de correrías que quería a esa que es su pareja. A la tercera, estaba con las dos, y sólo trabajaba ella, y su amiga preguntaba cómo se hacía todo. Aún sigue preguntándolo.
Y se está yendo...

Bye. No soy hombre de despedidas.

Le quedan por delante mil horas enteras o de media en media, y pocos que se enzarcen en su piel tatuándola, lo que depende exclusivamente de su permiso, pero al fin, en este blog, sólo es un personaje imaginario...

¿Qué tal sienta ser virtual?

Contra la pared iluminada a medias de ese callejón portuario de Madrid, desfilan desde el principio ángeles cuya historia me comprometí a contar. Empecemos por aquí, aunque no sea el principio, y que mi pobre verbo se acuesté en sus mullidos olores para dar a los demás el regalo de la experiencia de su milagrosa compañía.

Aventuras en el límite del cariño, entre la ilusión y el regalo de la verdad. Cuerpos de una ternura infinita pulida por las más asperas manos, por los más extenuantes amaneceres, y aún limpios un día siguiente para curar otra pena.

S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario