jueves, 27 de noviembre de 2014

LA DEMOCRACIA COMO GESTOR DE FUERZAS

Sólo hay dos motivos para no ejercer la fuerza: uno, el riesgo de que el otro sea más fuerte combinado con la indignidad de abusar del más débil (esta vía te lleva a no contender y a mejorar para que sean pocos los primeros, venciendo como Sun Tzu, sólo las batallas que no se acometen); otro, la ineficiencia de su resultado puro, ya que incluso en caso de predominio se habrá destruido la posibilidad de un mejor resultado derivado de la sinergia.

En este último sentido, la democracia es en realidad un magnífico gestor de fuerzas, puesto que tras hacer abstracción de factores coyunturales e identificar que el bando más fuerte es el más numeroso, decide que este no extermina al otro sino que suma su potencial obligándole a aceptar la decisión mayoritaria a cambio de poder permanecer al abrigo del grupo.

Sin embargo, ese esquema se contamina cuando la tolerancia para con la minoría se identifica con algo "bueno" en lugar de con algo "eficiente", ya que se genera el riesgo de confundir y pensar que lo bueno es lo de la minoría y no el hecho de tolerarla, y que por ello debe potenciarse su presencia en la toma de decisiones colectivas.

Ya ha aparecido una aberración intolerable del sistema, que el mismo deglute sólo por haberse desarrollado hasta el punto de garantizar a todos, fuertes y débiles, unos mínimos de bienestar que desincentivan la disidencia.
Sin embargo, cuando eso falla aparecen fuertes privados de lo mínimo en presencia de los que no lo son pero disfrutan de la discriminación inversa, apareciendo episodios de violencia cruda, exógena al monopolio del ejercicio de la fuerza legítima que se había atribuido a la Autoridad a cambio de la paz social, ya que quien no la disfruta no se ve obligado a ceder algo a cambio nada y menos la fuerza si la tiene, al modo de la exceptio non ad impleti contractus del derecho civil de obligaciones y contratos.

Debe encontrarse ahí la génesis de los estallidos de las fuerzas radicales, desde los skinheads hasta los abertzales, todos ellos carentes del más mínimo soporte ideológico y ejemplo de pérdida de autocontrol en el ejercicio de la fuerza cuando no se recibe nada a cambio...

A escala nacional, es la base de la violencia yihadista, cuyos postulados no resisten dos panfletos de rebajas del Carrefour, pero moviliza al refugiado en Gaza, al parado noruego (antes skinhead...) y al estudiante de la NYU cuando pierden lo mínimo que tenían, el sistema no les provee de ese colchón que venía garantizando a la vez que alberga a quienes se enriquecen sin medida bajo su amparo, y son testigos del daño que acciones de fuerza causan a ese sistema y a sus parásitos, impunemente...

Algún tonto del pueblo canalizará aún su malestar con fórmulas del tipo PODEMOS, pero no parece evitable la sangría de material humano hacia las filas de los muyahidines.

No creo que pueda evitarse esa catástrofe sin aprender de la lección de Argelia o similares: la Democracia es una gestora de Fuerzas, no una máquina de distribución de bienestar. Si pierde a quienes proporcionan fuerza, no hay fuerza que distribuir. Ni con qué resistir su ataque...


Es por tanto la hora de reconsiderar las fórmulas democráticas, comenzando por limpiarlas de toda corrupción que altere la regla de las mayorías y reubicando el trato de las minorías donde corresponde, esto es, donde reciban el beneficio de asociarse y no donde impongan la rémora de su presencia. Mientras nadie encuentre dónde está la Verdad absoluta y tengamos que conformarnos con el sucedáneo que suministra la mayoría de votos, no puede darse más fuerza al voto de una región que al de otra, ni cabe imponer discriminaciones inversas. Nada aporta "jugar sin marcador" que no sea autoindulgencia y pérdida de potencial, lo que como paradigma formativo se traduce a la hora de valorar las relaciones económicas maduras en la evidencia de que los peores producen menos y por tanto deben añadirse pero no sustituir a los mejores. Lo intolerable es llegar  a la tesitura en que se nos fuerce a elegir y luego se nos tache de discriminatorios si tomamos la opción lógica.

lunes, 11 de agosto de 2014

PARA MIS HIJOS. PARA LOS HIJOS DE CUALQUIERA

https://www.youtube.com/watch?v=PKE_6OmBijk

K2


La Muerte acaba de dejarnos otra de esas muestras de su agrio sentido del humor, llevando consigo a quien tras múltiples fintas había logrado defraudarla hasta el límite del paroxismo, haciendo cuestión estadística del fallecimiento prematuro de los otros a la vez que ejemplo para las proles y broma de buen gusto para los pensantes.

Se lleva a quien debió partir aún dentro de muchos años pero llevaba descontadas varias vidas de más, y genera un aluvión de consternaciones de quienes sólo poseen tres hijos y dos sofás de cuadros azules y amarillos sobre fondo beige. Ni siquiera se toma la molestia, por falta de vergüenza (o igual si lo intentó y fracasó clamorosamente…), de arramplar de subida: el muy cabrón ya había bajado del K2, igual que antes había bajado esquiando cráteres de volcanes, o aprobado una oposición tan radicalmente extrema o más para la masa gris, y se había pasado por tienda ajena a departir amigablemente para a continuación, qué envidia, derrochar buen gusto partiendo sin molestar: qué medida del éxito¡¡¡ Imaginad que de ida tiene problemas y muere comprometiendo la seguridad de sus rescatadores, sufriendo lesiones que afeen el acontecimiento de cara a futuros emprendedores… No, nada de eso…
Un caballero, me habréis leído hasta la saciedad, no sabe elegir un cubierto o una corbata (no, al menos, en tanto que tal) sino que se distingue por estar constantemente pendiente del bienestar de los que le rodean, consciente de que su gran patrimonio personal debe compartirse, de que los demás perritos son más pequeños aunque ladren más fuerte, y por tanto no ha de responderles mordiendo ni dejar que otros lo hagan, sino callar y cuidar, y luego su vida habla por si misma sin necesidad de que su titular sea, además de actor, cronista.
Unos ladran, otros corren y cuidan de quienes corren junto a sí, contentos de que lleguen más lejos y ajenos a que el ruido deje a los ruidosos parados y lejos de toda meta.
No conozco tanto al compañero como para evaluar la calidad de su altruismo, pero si tengo cierta elongación vital que me insinúa la mayor predisposición al mismo de los fuertes, y este desde luego lo era.
No era tan querido por mi como para entristecerme su pérdida, pero su vida si rendía noticias a todos, a mi también, que berreaban desaforadamente el ridículo de apenarse por él, que si tuvo un atisbo de lucidez en el tránsito que impusieron la descomprensión, el oxígeno, qué se yo…, sin duda se consumió en dejarle apenado por nosotros, por advertir ineluctablemente estupefacto el desperdicio de vidas del que éramos culpables.
En otra versión, creo haber sido parejo con su opción en tanto que al seguir un camino propio mi vida ha explorado mil pliegues y por tanto se ha extendido linealmente mucho más que las otras, eso si, más de bajada a los abismos que acerada con el brillo  de sus escaladas. Por eso (o a pesar de ello) la noticia me causa un sentimiento cuya expresión tiene mucho riesgo de ser interpretada lejos de su sentido, de hacer daño a sus seres queridos.
Si como aventuro compartíamos esa preocupación por cuidar de otros y de rendir nuestro YO en beneficio del soporte ajeno, comprenderéis que tema liberar el lenguaje sin otro objetivo que el desahogo si la contrapartida es un daño, aún por error; por eso los meandros…

Pero tarde o temprano hay que lanzarse. Vamos allá.

No he entrado en la nutrida correspondencia corporativa que expresa casi unánimemente una consternación de cuatro líneas.
Claro que esa consternación elude irritar la muy legítima de sus familiares y auténticos amigos, pero lamentablemente creo que falta al respeto a la Vida que glosa. La noticia de esa muerte me generó una vez más la reacción que produjeron las escasas ocasiones en que compartimos una comida o una cena de promoción: es alegría salvaje, peligrosa, porque fuera un prójimo y no un marciano de California y 1.90 m. de músculo pecoso y pelirrojo el que se deslizase entre torrentes de velocidad inmedibles.
A ver,… Por supuesto que uno no se contenta con ninguna muerte. Conozco mi entorno lo suficiente como para saber que mis palabras deben evitar causar dolor, pero también resignarse a que ese entorno las va a acusar ignorando puntualizaciones. Puedo visualizar qué dirán quiénes y si eso no me ha impedido nunca expresarme, es que en este caso me estimula, siento que debo confrontarme con los buitres aunque me vayan a picar en otro momento, en otro tiempo y lugar… Causando el mismo inexistente daño que de costumbre, lo que es debido entre otros factores al ejemplo de la Vida Refulgente a la que me refiero. A la vez es Fuerza que se me regala y responsabilidad que me impide cerrar los ojos ante la posibilidad de que pase desapercibida una sacudida cataclísmica que catapulta la Vida, de que quede sepultada por los harapos grises y polvorientos de una muerte más.

Es que en este caso el muerto no permite que la muerte se imponga sobre su vida, sigue generando ganas de vivir, siempre que sea como él lo hizo, sigue jodiendo a los que no se atrevieron, a los que ni siquiera midieron una posible vida de su elección en beneficio de un cálculo de probabilidades que les llevase con el menor riesgo posible a donde querían ir a base de copiar como eran los que ya estaban y sacrificando lo que les era propio y singularizador.
Júbilo bestial, carcajada desaforada, las ganas de contarlo inmediatamente a los hijos de uno, la envidia indisimulada; y si alguna pena, sólo por no haber compartido con él “terceros tiempos”, (aunque a ver por qué iba él a estar ahí para nosotros…)
No he sentido consternación sino una agitación fiera parecida a la alegría, un rechazo visceral a identificar al sujeto, a la noticia, con valor negativo alguno, e incluso un íntimo asco por la penita pena de nadie, que me parece ofensiva. ¿De qué, exactamente, hay que sentir pena o “consternación”?
Se que si la fortuna no me acompaña al expresarme voy a hacer daño y, de nuevo,  producir rechazo. Lo segundo me trae al fresco, y el propósito de que me lean los míos para acercarles a esa Vida me hace tomar el riesgo primero, que ciertamente no deseo ver convertido en el siniestro que me estoy esforzando en evitar: al fin me decido cuando se me ocurre que una expresión desafortunada es el precio mínimo que hay que arriesgar para no permitir que los que puedan sentirse dolidos por ella no tengan como única alternativa en el escenario de las manifestaciones ajenas por esta muerte la Pena, que considero indigna de compartir mesa con quien dio mil lecciones de Alegría de Vivir.
Para sus deudos, mis excusas si no he logrado aclarar porqué me niego a expresar sentimientos negativos ante la noticia. Para los míos, la insistencia en mostrar que SI hay caminos propios y que pueden ser vitalísimos, nada de autoclausuras en el transtorno obseso compulsivo de la singularidad morbosa. Pensar en glaciares, volcanes, velocidades extremas, preparaciones científicas y concienzudas y preparaciones ingratas y extenuantes como vía para amaneceres  cercanos al sol, no a rincones húmedos de bibliotecas,… y aún la traviesa escena de un húmedo rincón de biblioteca donde encontrar el paso deseado entre riscos imposibles…, es un conjunto que no tolera la pena cerca.


En la vida y en la muerte sólo encuentra caras complementarias del éxito, y por si hace falta (que la mediocridad actual parece sugerir que si, que va a hacer falta…) no estará de más explicar que no todos los avances humanos se miden en términos de PIB, y que si en efecto la conquista de una cima puede parecer un entretenimiento diletante para pudientes, la muerte se encarga de retornar todo a su sitio y enseñar con claridad que si no hay quien fuerce su osadía, el género se estanca; los héroes no crean lámparas ni imprentas sino que despliegan el abanico de fuerza posible y enseñan que con una mínima fracción se sigue avanzando.

Me niego a la tristeza, a la pena, porque me niego a que la muerte venza a la vida de este tipo. Oír su última hazaña ha vuelto a pintar en mi cara una sonrisa plagada de colmillos acerados y las ganas de gritar su nombre a la Luna, por no decir que en los cuentos que cuente a mis niños para dormir acaba de entrar un nuevo Actor. Mi rugido lunar quiere alejar de su cadáver a los apocados, acercar a sus días hechos cuentos a los pequeños aprendices de Héroe, homenajear tantos amaneceres que disfrutó donde casi nadie había amanecido y conjurar la tierra de cota cero que ocupa la pobre mente de quien hoy sólo sabe pensar en entierros.
Y, en fin, no somos santos. Si que hay sentimientos negativos que no puedo resistir.

La Envidia. Joder, así cualquiera… Es que no hay fisura: cómo se compite con esa Vida…

Sigo sin estar seguro del tono… Afortunadamente mis palabras no se acompañan en su soporte por la música que las ha inspirado. 

miércoles, 16 de abril de 2014

LA VOLUNTAD

http://www.abc.es/20110512/economia/abcp-presidente-banco-santander-academia-20110512.html

El vínculo anterior me resulta espectacular por cuanto que me genera la máxima incomprensión de un planteamiento basado en ideas que sin embargo he estudiado mucho.

Comprendo los ardides de la madre Naturaleza para asegurar la perpetuación de las especies, que tan onerosa resulta para sus encargados.
Entiendo la falacia que mueve al hombre para formarse y ascender hasta conseguir la mejor posición socioeconómica posible.

Lo que no me cabe en la cabeza es vera un tipo que ha cumplido esos objetivos unas treintamil veces andar aventándolos por ahí como si aún le bulleran dentro. La voluntad de vencer sólo es propia del que pelea, pelear solo es propio del que se encuentra en estado de necesidad; no entiendo qué pueda necesitar ese buen señor hasta tal punto de seguir erre que erre con las ganas de vencer: o miente, o no ha conseguido sus objetivos, y ambas son, a su edad situaciones muy tristes¡¡¡
El logro es la meta de esa voluntad y el uso de la herramienta implica la ausencia de logro.

Si eso lo dice ese señor, no me extraña que se depriman los menos avisados.

lunes, 17 de febrero de 2014

...O, POR LO MENOS, QUE HAYA PARA TODOS¡¡¡

No me da la gana de hacer los deberes de los demás, así que no voy a ponerme a contar quién es Fela Anikulapo Kuti. Si es tan conocido en África, no veo cómo un mínimo de curiosidad, de interés cultural, permita no tropezar tarde o temprano con el autor del triple disco "La Música es el Arma del Futuro", tan seminal a nivel mundial como inasumible a nivel regional... y ahí nos perdemos, porque la barbaridad de creación occidental justifica no ser profundo en la autosensibilización respecto a las expresiones de otras culturas, máxime si son de alto nivel y a los propios tampoco les resulta fácil.
Sin embargo, insisto en el punto crítico respecto de que ni siquiera haya tenido la parroquia nunca un movimiento molecular bastante ni aún para incorporar la información de que tal creador existe, ya que no la sabiduría que intenta transmitir, obstaculizada por la disimilitud cultural.

Y es pernicioso porque no se alberga un punto de perspectiva  necesario para triangular, con relación a otros puntos vivos de ebullición, el origen o incluso la extensión magmática del origen de la idea crítica de que "Daña más la Palabra que el Acero", idea que contemporáneamente ha de tomarse según su literalidad, sin  metáforas que valgan.
No tener ese correcto enfoque genera inmediatamente, y ante la proposición anterior, la tormenta de grititos de los comeyogures de todo género que creen por fin consagrada la idea de que su falta de Fuerza no es óbice para que impongan a la mayoría sus caprichos, idea que la corrupción de la clase política unida a la desidia de las generaciones no cultivadas tomaba cuerpo bajo el auspicio del llamado buenismo, que por absurdo que pareciese y aún incompatible con el mero fin de la supervivencia, imponía a los fuertes la sumisión a los débiles, al entender que el deber cívico de redistribución había dejado de ser una virtud para convertirse en un deber, que convertía por lógica en malo al incumplidor, y en amo al otrora esclavo... sólo podrá incumplir la obligación de dar quien tenía y sólo era titular de derechos el que se designaba como necesitado de los mismos; la situación, porqué no decirlo, se remediaba con facilidad... de una buena ostia.

Pero el mecanismo era cada vez más arriesgado y las disfunciones del sistema más crueles y por ende menos susceptibles de soluciones fáciles por lo que debe agradecerse la irrupción de esta proposición con que nos regala los oídos la crónica diaria, que hace tomar carta de Naturaleza como arma a la palabra sin necesidad de esperar al futuro, y que al fin encontramos en manos de los buenos tras mucho tiempo de haberse dejado comer el terreno: al final todos acabamos en nuestro sitio, y si la indignación nos torturaba al escuchar el mandoble rasgador que era la degradación del lenguaje a manos de los terroristas, cada vez que definían un asesinato como la expresión de un conflicto causado por la violencia del Estado, no nos hemos muero sin escuchar cómo las víctimas califican la actuación de ETA como genocida, a los obvios efectos de salir al paso de la prescripción del os delitos de los recientemente extraditados desde Méjico.

En manos de los abogados es una técnica habitual, y yo la llamo "razonar al revés". Consiste en asumir que uno defiende una tesis por que así conviene a su cliente, por lo que es un esfuerzo inútil partir de la realidad y avanzar hasta el deseo eliminando los obstáculos que los alejen, siendo más eficaz partir del deseo y afirmar cada respuesta que nos interese a cada duda que se plantee, dejando a la parte contraria el trabajo de socavar si puede el cuadro así pintado, lo que en el caso de la referencia tomaría la siguiente forma:

-"Este delito está prescrito?-Porqué?: sabéis algo que interrumpa su prescripción?"...ERROR¡¡¡
-ACIERTO: "Dicen que el delito ha prescrito: Qué causas no prescriben?" El genocidio aparece por no prescribir, no por describir el tipo del delito....

Lo malo de esto es que el Genocidio de verdad desaparece de la panoplia de armas contra los criminales de lesa humanidad, para cuya persecución fue inventado y dotado con la característica de la imprescriptibilidad...

Al menos y por una vez las han tomado los malos donde las daban. Y que para ello el lenguaje se pervierta, también por excepción, para bien de los buenos, e imposible el alemán.