sábado, 22 de enero de 2011

NACIONALISMOS

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Brassens como casi siempre que no es Borges.
Los imbéciles felices que han nacido en algún lado.
Tanto, y por tan poco, que te atufan con su puta iglesia del X,esos destripaterrones matan por esa diferencia, porque lo aprendieron de pequeños, y nunca se cuestionaron que era una diferencia muy parecida a la del pueblo de al lado, o que nadie muy viejo la recuerda en su vida pasada, o que su utilidad se limita a hacer rico a uno del pueblo y a afirmar una identidad común que no paga hipotecas.

De esa mierda viven unos pocos, los políticos nacionalistas, de igual modo que un lado de un campo virtual, derecho o izquierdo, cuyo contenido ni siquiera es ya geográfico por su virtualidad, no digamos ético o económico a estas alturas, hace imbéciles que ni en el lugar de nacimiento depositan un nudo, enriqueciendo a los políticos no nacionalistas.

Por definición, la política legitima reposa sobre la parte gruesa del Pueblo, por lo que si la clase política no es una elite moral e intelectual, la corrupción esta servida y es irreversible.

Queda la actitud de respuesta: individuo.
No se espere que sea generoso si triunfa, ni que respete la Ley de todos los tontos.

Y no se confìe en la fuerza de la Ley para sometería, porque la medida de ese éxito habrá sido precisamente su fuerza para resistir la ley con la que los demás se degradan a mayor pompa de sus mediocres creadores, que babean al ver a ese fuerte, porque crea la única riqueza posible, y sin ella no tendrían nada que robar

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