lunes, 4 de enero de 2010

EL SIGNIFICADO DE "NO HACER"

Como siempre, el discurso requiere de un inicio lejano al mensaje que en realidad ese discurso quiere enviar, y un desarrollo largo y doloroso de ese inicio para que las palabras del mensaje se entiendan, lo que a efectos de quien las escribe equivale a que surtan su efecto curativo, y descarguen de ese peso que no se ha originado puntualmente, y por ello, por su recorrido hasta hacerse insoportable, exige el vertido a base de una linea, no de un punto(siento la compañía).

"da igual si quiero hacer algo o no, si es importante eso para mi vida o no lo es, y aún si percibo o no que hacerlo sea para mi perjudicial o no... si detecto que la opción no existe o está muy condicionada, haré exactamente lo contrario, o será cuestión de -poco- tiempo que el no haberlo hecho genere un estallido que arrase con los efectos de ese error, incluso si fueron buenos, por principio..., "

En este caso, procedo desde el principio, y lo que se ha leido una linea más arriba es un cortaypega de la conclusión de lo que paso a desarrollar.

Una de las cosas que yo (y alguna religión mayoritaria a nivel mundial) considero factor comprobado y por ende escenario inamovible de razonamiento, es que lo volitivo y lo natural, lo bueno y lo malo, lo humano y lo artificial... en fin, cualquier fenómeno que se quiera, expresable en términos de arbol cartesiano de decisiones, de planteamiento cerrado de razonamiento, que asegura un correcto desenlace (del tipo "me gustan dos tipos de mujer: la nacional y la extranjera"), siempre que afecta a una opción moral (de otro modo no tendría interés, qué importa lo que no nos ayude a decidir; a la Kant...)siempre admite una opción y su contraria, siempre escenifica que es variada la opción defendible, y por tanto, que no optar es lo único universal, siquiera que para ello es preciso previamente una renuncia a todo valor, que en tanto que tal, y en este contexto, se constituye en una fuente de servidumbre o esclavitud, a la vez que en un potencial desencadenante de violencia.

El dolor que se ha de haber sufrido para llegar a este planteamiento y expresarlo en términos objetivos es, se entenderá fácilmente, enorme... Pero, como me gusta decir cuando hago un regalo, hay en esta matemática (¿O, en tanto que motor de actuación, "física"?)una noticia buena y una mala...

La buena es que la felicidad, que sólo puede definirse en términos de Amor correspondido (o se degrada al mero "contento") no tiene un obstáculo moral inamovible, y que se aherrumbran las clásicas historias de sufrimiento mártir, ya que no hay valor y por tanto, no hay obstáculo tan poderoso que impida el Amor, y la felicidad que genera...; la mala, es que la correspondencia que se requiere para que el Amor haga feliz implica que el otro participe de ese altruismo, lo que no sólo no depende de uno, sino que no impide, de no acontecer, y por la ceguera que por definición adorna a ese Amor cuyo sentimiento y correspondencia constituyen la definición de felicidad, y por ende el máximo objetivo vital, que seamos ignorados en nuestra devoción, y aún castigados por la falta de correspondencia (caso extremo: por la falta de inteligencia del objeto de nuestro Amor, no elegido¡¡¡¡)

Y ya vamos llegando al mensaje: entre el Amor correspondido y el desamor o , que más da, el cariño interesado que se define como "me gusta parte, lo demás ya lo cambio yo", hay un terreno brumoso en el que vive la mayor parte del género humano, y que al lúcido condiciona en sus decisiones: la falta de concordancia de parámetros de consecución de felicidad, que Dios ha de considerar bastante para ahogar la relación en no más de 48 horas, pero que el cabrón se divierte en mantener entre los mejores, a ver cuánto aguantan sufriendo si Él (el Amor) los apoya.

Hay diversas manifestaciones del fenómeno, de más intensidad (y por tanto, interés, según la calidad literaria y edad, y experiencia, del narrador), o menos, pero que a efectos de cumplir expectativas, concretaremos aquí...

Ok: tengo como propósito de Año Nuevo abandonar un vicio que me acompaña desde hace 26 años (16 en modo cotidiano...), pero se opone a ello la tenaz oposicion de mi esposa. Si se ha comprendido cabalmente lo antedicho, está claro que ella se opone a que continue, no a que lo deje, por lo que el ataque a mi libertad me plantea una defensa de principios.

Espero que ahora si se entienda: "No hacer" significa "No querer", o de otro modo, implicará "obedecer"; la repugnancia a "obedecer" genera la duda acerca del "no hacer", porque, si bien es cierto que la opción moral no ha de dejar dudas por la intrusión ajena, la consecuencia de su ejercicio mal interpretado será netamente disfuncional: en otra palabras, que se lo que quiero dejar de hacer, y que si me lo están gritando al oido soy capaz de afirmarme en que no lo hago por que no quiero, no por que me lo prohiban, pero... apareciendo el Amor, ¿no supone esa decisión un riesgo mayor de arruinar la relación, por generar la falsa idea de que se accede a impurificarla a demanda, a la espurea demanda de sumisión que conforma desde la Creación el acervo de objetivos femeninos...? Y dado que ello afecta al escenario mismo en que se desarrolla la Felicidad como principal objetivo, ¿Ha de servir para mentir...?

Al fin, y si se quiere ser féliz, y ello a base de hacer féliz a la persona amada, ¿Hay que mentir? Perdón, claro que hay que mentir, me reformulo: ¿Hay que mentir y decir que no se desea a nadie más, o que pese a que es obvio que si, uno es coherente y feliz ignorando esa llamada...?

El significado de "no hacer", para todos aquellos que la presente vieren y entendieren...

No me atrevo a decir, ya que conozco a las mujeres, que no causaría la felicidad la renucia del marido a todo otro contacto sexual distinto del marital; tampoco renuncio a informar a esas lectoras de que, con esos mimbres, el marido se estará tirando a Heidi Klum o a Paquita la Porteña, en función de las disponibilidades económicas, en poco más de 6-18 meses...
Si me atrevo a decir algo, que es lo que aplica a mi persona: da igual si quiero hacer algo o no, si es importante eso para mi vida o no lo es, y aún si percibo o no que hacerlo sea para mi perjudicial o no... si detecto que la opción no existe o está muy condicionada, haré exactamente lo contrario, o será cuestión de -poco- tiempo que el no haberlo hecho genere un estallido que arrase con los efectos de ese error, incluso si fueron buenos, por principio..., así que vaya como aviso a navegantes: conmigo se relacionan los que han tenido la mala suerte de tropezar a mi alcance. O son idiotas mentales, y se alejan, o les supongo un problema, tanto quedándome, como yéndome, y como dejando ir....

Mala suerte, el esquema no lo he diseñado yo.. Pero al menos procuro hacer mis planes esperando una sorpresa.

Adios, y recuerdos a Bambi.

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